La cúpula del PSOE riojano se reunió con un delegado del Polisario días antes del ingreso de Ghali
El delegado del Frente Polisario en La Rioja, Abdalahe Hamad, se reunió con varios miembros de la cúpula del PSOE y el entorno más próximo de la presidenta autonómica, la socialista Concha Andreu, pocos días antes de la llegada de Brahim Ghali, líder de la formación saharaui, a Logroño. Entre esas personas figura el presidente del Parlamento regional, Jesús María García, y cuatro alcaldes, tal y como lo acreditan las fotografías que hoy publica OKDIARIO. La amistad entre estos dirigentes del PSOE y Hamad fue lo que detonó el ingreso de Ghali en el Hospital San Pedro.
Tal y como destapó un medio de comunicación marroquí, Ghali llegó a España el pasado 18 de abril en un avión medicalizado procedente de Argelia, en el marco de una operación coordinada desde el Gobierno de Pedro Sánchez. Aterrizó en la base militar de Zaragoza y seguidamente fue trasladado en ambulancia hasta Logroño. Durante las primeras semanas estuvo ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Hoy se encuentra en una habitación ‘secreta’ terminándose de recuperar del coronavirus.
Sin embargo, el militar marroquí ya estaba enfermo antes de contraer el COVID-19. Tenía un cáncer avanzado que los médicos le detectaron a mediados de 2018 y cuyo cuadro clínico se agravó notablemente a comienzos de 2021. Esta situación fue la que hizo que en febrero de este año, dos meses antes de la llegada de Ghali a España, su delegado Hamad comenzara a hacer uso de sus amistades dentro del PSOE La Rioja para preparar un hipotético asilo en Logroño encubierto en un conveniente ingreso hospitalario.
Para ello, Hamad inició una ronda de visitas con varios dirigentes socialistas. Empezó por Jesús María García, presidente del Parlamento regional. Ambos se vieron el pasado 12 de febrero en el despacho oficial de la segunda autoridad del Gobierno autonómico. Tras ese encuentro, el saharaui posó orgulloso junto a García y éste a su vez con su inseparable fotografía firmada por Pedro Sánchez.
Tras esta cita, Hamad se recorrió las cuatro ciudades más importantes de La Rioja por detrás de Logroño. Empezó por Calahorra. El pasado 15 de febrero se reunió con su alcaldesa, la socialista Elisa Garrido, quien se comprometió a ofrecerle su apoyo institucional y a mostrarle su respaldo en los conflictos a los que se enfrenta el Frente Polisario. No es casualidad que el saharaui empezara por este municipio. Se trata del centro neurálgico de las peleas internas entre los socialistas riojanos, divididos entre los seguidores de Andreu y Francisco Ocón, secretario general del partido. Calahorra está controlada en la sombra por Jesús María García, del clan de la presidenta autonómica.
Nueve días después, el 24 de febrero, Hamad se reunió con otro peso pesado del partido: Javier García, alcalde de Arnedo. Ambos mantuvieron una “reunión de trabajo”, en palabras del regidor del PSOE. Esta corporación municipal se comprometió con el delegado del Polisario a apoyar al pueblo saharaui “por el momento de especial tensión que vive como consecuencia de su conflicto con Marruecos”. Sin duda, parecía una premonición ante lo que ocurriría poco tiempo después, que hoy se ha materializado en el mayor conflicto diplomático de la democracia entre España y Marruecos.
A continuación, el 3 de marzo, Abdalahe Hamad tuvo una cita con Julián Jiménez Velilla, alcalde de Alfaro. Y por último, el 14 de abril, tan sólo cuatro días antes de la llegada de Ghali a Logroño, posó, sonriente, con Laura Rivado, alcaldesa de Haro y secretaria de organización del PSOE de La Rioja.
Todas estas citas fueron posibles gracias a la amistad entre Hamad y la presidenta Concha Andreu, a su vez de la máxima confianza de Pedro Sánchez. Tal es la estrecha relación que ambos mantienen, que Andreu, en una entrevista reciente, aseguró que si tuviera que susurrarle a alguien una canción al oído esa persona sería el presidente del Gobierno. “Le cantaría cualquier canción con tal de cantársela cerca”, aseguró.
Ghali planea su fuga
Como publicó ayer este periódico, el líder del Polisario está planeando su fuga desde su habitación del Hospital San Pedro de Logroño. Así se lo confesó a OKDIARIO la mano derecha de Ghali, Salem Labsir, a quien cazamos custodiando la habitación donde está ingresado. “Es todo mentira. En cuanto se recupere, que será en 10 días, saldrá del país. No se presentará ante el juez”, aseguró su delfín.
El titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha reabierto la causa contra el dirigente saharaui por delitos de genocidio, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones y le ha citado el próximo 1 de junio. Sin embargo, Lebsir aseguró a este periódico de manera tajante que Ghali no va a ir a declarar. “¿Por qué va a ir, porque se le ha antojado a unos promarroquíes?”. Según él, estas acciones lo único que pretenden es ensuciar la imagen de Ghali.
Salem Lebsir también ha asegurado a OKDIARIO que el militar árabe ya se ha recuperado del coronavirus y que se pasa el día haciendo deporte en la habitación del Hospital San Pedro de Logroño. “Tiene alguna secuela pero está bien”, nos dice. Una versión que choca de manera abrupta con las palabras de la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que asegura que Ghali se encuentra en España por “razones humanitarias”.
Una misteriosa reunión
El pasado sábado, OKDIARIO interceptó una reunión entre la mano derecha de Ghali y el delegado del Frente Polisario en La Rioja, Abdalahe Hamad, afincado en España desde hace varios años. Un señor mayor de aspecto amable, sin pelo en la cabeza y con una larga y característica barba blanca. Ese mismo día, ambos mantuvieron una reunión a las 10.40 horas de la mañana en un conocido hotel ubicado en la Gran Vía del centro de la ciudad de Logroño. Concretamente, en una estancia discreta próxima al vestíbulo.
El encuentro tuvo lugar en una zona recogida dotada de un elegante sofá de estilo chester con cojines rojos, una pequeña mesa de cristal y dos butacas marrones. Todo ello cercado por un enorme ventanal -tapado con cortinas para evitar que nadie les viera desde la calle- y una vitrina con varias macetas que hacía las veces de biombo. De esta manera se aseguraban una privacidad total.
La cita, que duró apenas 30 minutos, acabó bajo el mismo halo de secretismo con la que había arrancado. Al terminar, se despidieron y salieron del establecimiento con la peculiaridad de que lo hicieron por separado y con un intervalo de cinco minutos. El objetivo de esta maniobra era que nadie pudiera relacionarlos. Seguidamente, se quedaron merodeando por las calles aledañas usando los escaparates de una cafetería y una farmacia como espejo para ver si alguien les seguía, una técnica usada por profesionales de la seguridad para detectar seguimientos. Pero era tarde. OKDIARIO ya había descubierto el encuentro.